Archivo Digital – COLPSI XIV

Archivo Digital
Colpsi Distrito XIV

Corriendo la frontera

María Alejandra D’Andrea
Profesora de Psicologia General
Licenciatura en Trabajo Social – UNM

Introducción

La función hegemonizadora de la educación de principios del siglo XX se contrapone con la heterogeneidad de los tiempos actuales. Después del arrasamiento neoliberal que intentó borrar subjetividades para convencernos y convertirnos en consumidores, la diversidad impera: quebró el cerco y se hizo evidente.

Aunque todo acto humano de por sí es complejo, hoy mas que nunca necesitamos navegar por coordenadas rizomáticas para poder llegar a la comprensión que ésta realidad compleja nos exige.

Es en este escenario, donde hoy desarrollamos la enseñanza en universidades estatales. Un escenario en el cual no encontramos la institución educativa que conocíamos, ni los estudiantes que conocíamos, ni los docentes que conocíamos. Están, pero, de otra manera, con otra significación. Están, si podemos captar sus manifestaciones diferentes. Están, si podemos dejarnos fluir, afirmándonos en principios inalterables. Están, si podemos interpelar nuestras propias certezas.

Aquellos que transitamos estos espacios, debemos de acuerdo con Silvia Dutchasky “des-armar” todo aquello que suponíamos establecido para poder, de esta manera, producir las operaciones necesarias para habitar estos espacios y resignificarlos, con las mutaciones subjetivas que éstos implique.

De la situación

A lo largo del siglo XX, asistimos a grandes cambios sociales y científicos que han transformado el mundo. El concepto de complejidad, enunciado por Edgar Morin, se asienta manifestando sus dificultades lógicas y empíricas. La idea de totalidad y universalidad de una verdad única y absoluta caduca, trayendo como consecuencia la aparición de múltiples lógicas y racionalidades. Las instituciones son testigos insoslayables dentro de éste paradigma, en el cual, nuevos dispositivos y finalidades conviven con aquellos de períodos anteriores.
El siglo XX se caracterizó por visibilizar las luchas, resistencias y denuncias de aquellos grupos que se consideraban excluidos, reprimidos y sometidos por el conjunto de significaciones hegemónicas. Los grupos feministas levantaron sus críticas al patriarcado y la división sexual del trabajo. Los trabajadores demandaron mejores condiciones laborales y aumento de sus remuneraciones, expresando su insatisfacción a través de huelgas y boicoteando la producción; debido a los reclamos de estos grupos, se comenzó a pensar el trabajo desde una dimensión ética.
Como corolario del éste siglo vertiginoso, la desaparición del “bloque comunista” provoca la generalización del sistema capitalista a escala mundial, instalando lo que conocemos con el nombre de globalización, con la consecuente pérdida de significación del Estado-Nación y sus secuelas todos los planos.

De las instituciones

Podemos definir a las instituciones como cuerpos normativos y culturales, conformados por un conjunto de ideas, creencias, valores y reglas que procuran ordenar y normalizar un grupo de individuos.

En tiempos de la supremacía de los Estados nacionales, la existencia es institucional. Las instituciones disciplinarias son la manifestación de su funcionamiento, por donde circula la vida. El Estado no solo otorga sentido sino que articula el funcionamiento entre ellas, produciendo un encadenamiento institucional que asegura la operatoria disciplinaria.

Las dos instituciones fundamentales para la producción y reproducción de ciudadanos del Estado- Nación son, indudablemente, la familia y la escuela. Específicamente, si tomamos a la institución educativa, su función dentro de ésta lógica, era generar hábitos de disciplinamiento y de normalización, de tal modo, que genere ciudadanos útiles para la sociedad, es decir, dispuestos a ocupar los lugares designados de manera incondicional. Ese modelo de escuela, pensada desde la trascendencia responde a una razón única y si este código fracasa, se cae la institución misma.

Al debilitarse el Estado Nación, éste, deja de producir las significaciones que volcaba en las instituciones y, éstas, estallan, coincidiendo con el diagnóstico de situación propuesto por la Dra. Ana María Fernández. No es que desaparecen, continúan funcionando, pero las prácticas que realizan, difieren de aquellas que le daban sentido en tiempos de la modernidad.

Se pone en juego una nueva lógica: pasa de una institución educativa con aspiraciones de trascendencia para operar en una institución educativa desde la inmanencia, vale decir, buscando y operando desde los modos de existencia en la comunidad educativa en que esta inserta, y no desde los valores trascendentes forjados por fuera de esa comunidad. Pensando los posibles de las instituciones sin el cómodo abrigo de moldes universales, creando, desde la práctica cotidiana, sentidos que sostengan su hacer. Si en los tiempos de la modernidad, el pasado era la familia y, el futuro para algunos la universidad y para otros la fábrica; en los tiempos actuales, donde lo inmanente gobierna, las determinaciones futuras no existen: el futuro se reinventa en cada situación.

Se puede considerar que este paradigma invita a pensar, y producir saber sobre el modo de gestionar los espacios formulando nuevas reglas de institucionalidad
La institución educativa se territorializa propiciando la construcción de encuentros entre quienes las habitan contraponiéndose a la reproducción automática de relaciones preexistentes. Los territorios son trazados problemáticos decididos “no sobre la base de fantasías imaginarias, sino a partir de las fuerzas vivas que piden formas” (Silvia Duchatzky).

De los protagonistas

La suposición de determinadas operaciones lógicas y subjetivas de los estudiantes de instituciones educativas nació bajo el imperio del Estado Nación. La intervención en una institución se apoya en las marcas previas de la subjetividad; marcas efectuadas, anteriormente, en otro dispositivo disciplinario. Como dijimos, todo eso es posible cuando el Estado Nación unificaba bajo un mismo régimen el conjunto de experiencias que se producen en una sociedad. Siendo así, la articulación entre instituciones está asegurada, mas allá que se presentaran situaciones excepcionales.

El desvanecimiento del Estado Nación, produce una modificación en la subjetividad; no encontramos una subjetividad institucional formateada por las distintas instituciones de disciplinamiento, sino una subjetividad producto de los medios, podríamos denominarla como subjetividad mass mediática. Por tal motivo, sus operaciones básicas no son las mismas, provocando un desajuste entre lo que el docente supone que el estudiante trae y lo que realmente el estudiante ha adquirido en su trayecto educativo.

En el caso de las universidades del conurbano encontramos conviviendo, por un lado, estudiantes que provienen de familias sin trayecto educativo formal junto con los llamados, “nativos digitales”. Ambos grupos de estudiantes se encuentran con docentes formateados de acuerdo a la lógica institucional de disciplinamiento.

Los primeros son estudiantes de mayor edad, en muchos casos, son los primeros integrantes de la familia en terminar la escuela secundaria. Los acompañan saberes populares que, en muchos casos, se contraponen a los académicos. Muchos tienen la vivencia de los contenidos que estudian pero les cuesta reconocerlos, ya sea porque la distancia entre las vivencias y los contenidos resulta muy estrecha, ya sea porque no han adquirido las habilidades necesarias para lograrlo.

Los “nativos digitales” son aquellos jóvenes de menos de 30 años que han nacido y crecido con la tecnología, es decir, en un mundo habitado por pantallas y teclados. Muchos de ellos tienen en su casa una o dos computadoras y una consola de videojuegos; y además tienen el teléfono celular que los acompaña desde muy pequeños. No eligen, en su mayoría la escritura como modo de expresión ya que leer y escribir en la era de la información, implica un cambio en la modalidad de lectura. Estos nativos digitales procesan en paralelo, realizan tareas en forma simultanea, multimodalidad, procesan paquetes breves de información, el modo de aprender es a través de juego y diversión, así como también autoaprendizaje mediante tutoriales interactivos.

Configurando el paisaje educativo encontramos a docentes, en su mayoría “inmigrantes digitales”, que han sido moldeados por una cultura centrada en el libro, la tiza y el pizarrón. La infancia de estos protagonistas pertenece a la era analógica, sin pantallas, ni teclados, ni celulares. El procesamiento y la forma de realización de tareas son secuenciales, con un itinerario único y lineal. Dan prioridad a la lengua escrita, y al trabajo individual. El modo de aprendizaje es serio y a través de la comprensión de textos extensos, rara vez incorporan al juego como metodología de aprendizaje. La actualización la realizan mediante la consulta física, mediante libros, revistas y cursos.

A esta dificultad se agrega que los docentes, cuyo trayecto educativo transcurrió en la hegemonía del Estado Nación, operan de acuerdo a la existencia trascendente de la ley. En tiempos de instituciones estalladas, la vía de subjetivación es distinta y requiere la formulación de reglas para operar. La regla es la que permite la pautación de cada situación. La regla que es precaria, que no se supone, es para un fin sin ir más allá. Reglas de juego, reglas de convivencia, para hacer posible el habitar las instituciones desde la inmanencia.

Conclusiones para abrir

A modo de cierre, pretendo con los párrafos siguientes, enunciar ciertos puntos como sugerencia para abrir un espacio de creación reflexiva.

Aunque la descripción del escenario actual de lo que sucede en instituciones educativas nos traslada a aquel relato bíblico sobre Babel, no debemos quedar capturados por esto.

La historia muestra que la humanidad siempre transita cambios que son irreversibles, configurando un nuevo estado de la situación. El de hoy, es uno más, del cual es imprescindible no caer en “estado de pánico” que paralice nuestro accionar creativo para transcurrir en estos espacios.

Se ponen en juego diversas operaciones para habitar este espacio social contemporáneo, vincularse con otros, pensar, detenerse en medio de la aceleración y, aun así, deconstruir y construir sentidos. En un mundo fluido, las operaciones no son homogéneas, pero no lo malinterpretemos, el texto no desapareció, está escrito, tal vez, en una gramática diferente a la que tenemos internalizada, pero la necesidad de construir sentido es intrínseca al ser humano.
Es preciso hacer una lectura profunda y desprejuiciada, libre de preconceptos y falsas creencias para lograr la mejor integración de lo que existe con aquello que se puede construir.

Los senderos no están delimitados, van apareciendo debajo de nuestros pies con cada paso, pero si avanzamos dejando de lado la queja trágica, podremos producir herramientas conceptuales para pensar la dimensión subjetiva que se despliega cuando se opera en lógicas de multiplicidad que desbordan lo instituido, corriendo una vez mas la frontera de lo posible.

BIBLIOGRAFÍA

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2. COREA, C. y LEWKOWICZ, I, (2013): “Pedagogía del aburrido. Escuelas destituídas, familias perplejas”, Buenos Aires, Ed. Paidós.

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6. PRENSKY, M. (2010): “Nativos e Inmigrantes Digitales”. EE.UU.: Distribuidora SEK.